Ir al contenido principal

Día de perros

No se si alguien o algo (me refiero a los extraterrestres) lea este blog algún día y aunque lo dudo mucho prefiero ser precavido y explicar el porque del nombrecito de este blog. Resulta que en las últimas semanas he estado cambiando mi ritmo circadiano; es decir, duermo hasta pasado el mediodía y me acuesto al amanecer. No vayan a pensar que me quiero convertir en vampiro y toda esa patraña. Más bien he querido experimentar si mi cuerpo se acostumbra cuando invierto mis hábitos normales. Por eso se me ocurrió la idea de aprendiz de noctámbulo, lo de crónicas, es pues porque pretendo escribir algunos "hechos históricos" de mi aburrida vida.
Vaya que de noche todo es más tranquilo puedo escribir por horas cosa que es improbable de día, pues hay tanta distracción que al diablo con la escritura. Resulta que hace unos días me mudé de casa y justo en el patio había un gran árbol (digo "había" porque hoy desapareció) el cual servía de sostén de un tendedero de ropa, justo ayer lave toda una ruma de ropa esperando que hoy secará al sol, al levantarme como ya saben a las tres de la tarde fui a recoger mi ropa y que creen...Si el bendito árbol había desaparecido como por arte de magia y lo peor de todo que toda la ropa estaba tirada en el barro. Mi mente de inmediato se puso a pensar que es lo que podría haber ocurrido. Al indagar más de cerca resultó que no era magia sino más bien una motosierra mágica que había derribado el árbol a pedido de mi casero. Tan pesado había sido mi sueño que no escuché el sonido de la motosierra, ni a los operarios que habían hecho el trabajo temprano. Bueno no me quedaba más remedio que reiniciar mi trabajo, pero quedaba el problema de poner otro tendedero y es así que mirando alrededor divisé un árbol perfecto en el patio de mi vecino, solo era cuestión de colocar una línea en ese hermoso árbol. El problema era pasar el bendito cerco de púas instalado por el maniático de mi vecino. He aquí un momento para contarles que le tengo fobia a las alambradas de púas, pues siempre que he pretendido cruzarlas acabo con un corte o con mi ropa hecha tiras, no se si es coincidencia o que las cercas de púas y yo no congeniamos. Bueno, no quedaba otra que probar suerte y arriesgarse. Resultado .....pude poner la cuerda del tendedero pero termine con dos dedos cortados, otra victoria más para mis enemigas, las cercas de púas. Y cuando todo no podía estar peor al empezar a colgar mi ropa comenzo una tormenta de padre y señor mío......Si que fue un día de perros.

Comentarios